

Valentía de la entrega
Santos Vayo
Aquel que se atreve a elevarse,
no solo en su fuerza, sino en su vulnerabilidad,
esqueleto y piel, corazón abierto,
arriesga lo que tiene, lo que es.
Entregar el cuerpo no es mostrar,
sino dejarse ver sin reservas,
impactar más allá de lo superficial,
ser valiente en la sencillez de ser.
Desde el primer suspiro,
el cuerpo nace sin pudor ni miedo,
buscando en su fragilidad
la verdadera fortaleza.
Regresar a esa pureza,
a esa apertura sin temor,
es reencontrar en la entrega
la valentía que todo corazón atesora.
Porque en soltar, en confiar,
se revela la mayor osadía:
una historia de amor sin dobleces,
la genuina fuerza de estar…
sin nada que ocultar.